jueves, 2 de mayo de 2024

La Universidad que nos merecemos

 

LA UNIVERSIDAD QUE NOS MERECEMOS

 

Así como analizamos en la entrada pasada del blog, el tema de la transformación de la ETB, hoy nos ocuparemos de desarrollar una perspectiva alrededor de la evidente necesidad de reinventar nuestras universidades y nuestro modelo de educación superior, el que ha permanecido casi estático en los últimos doscientos años y que resulta pertinente trabajar cuando el tema estuvo en primera plana en Colombia tras la salida del Rector de la muy querida Universidad del Rosario.

 

Los cambios

Nos ha correspondido vivir la época en la que se presentan de manera simultánea la mayor cantidad de cambios en la historia de la humanidad reciente. Estamos viviendo un cambio en el orden económico mundial, en el que presenciamos el ocaso del sistema capitalista, tras haber visto el fracaso del comunismo y sin tener claridad de cuál será el nuevo orden predominante, quizás el de los cripto estados. Estamos viviendo la paradoja, advertida por Obama en la que, si bien la globalización y el avance tecnológico han mejorado la calidad de vida promedio en los últimos 70 años, la brecha de equidad se ha ampliado en el mundo, convirtiéndose en el principal desafío para la democracia. No nos imaginábamos hace cinco años el vivir una pandemia como la del covid, que dio lugar además de innumerables muertes, a problemas enormes de salud mental tras el aislamiento y creó lo que algunos llaman la economía de bajo contacto. Que decir de vivir en pleno siglo 21 guerras que nos pueden llevar a la tercera a escala mundial. El cambio climático que puede devastar nuestro planeta entero y producir una hambruna sin precedente. Una potencial recesión acompañada de un fenómeno de inflación global y la cuarta revolución industrial que dejó atrás los factores clásicos de la teoría económica y dio lugar a que la información sea hoy el principal factor de producción, dejando relegados a la tierra, el capital y el trabajo.

Pensábamos que llegaríamos a la singularidad, el momento en que la inteligencia artificial superara al ser humano en términos de inteligencia en 2035 y este fenómeno se anticipó a 2024. Para no polemizar debemos tener en cuenta que Inteligencia significa elegir entre (inter-legere) y la IA solo elige entre opciones dadas de antemano, materia en la que evidentemente supero al humano. Distinto como dice Byun Chul Han, que la IA no puede pensar porque no se le pone la piel de gallina. Le falta la dimensión afectivo-analógica. La IA solo elige entre opciones dadas de antemano.

En un mundo cada vez más controlado por los algoritmos y la IA, el ser humano va perdiendo su autonomía. ¿NO será este un reto para la nueva Universidad?

Tal como asegura también Byun, la información por sí sola no ilumina el mundo, incluso puede oscurecerlo. La información circula ahora sin referencia alguna a la realidad. La eficacia ha sustituido a la verdad. Las fake news son informaciones que pueden ser más efectivas que los hechos. La verdad en cambio es fáctica, durable y constante y es el cimiento de nuestra existencia. La verdad es aquello que no podemos cambiar en nuestro espacio. Hoy están desapareciendo las prácticas que requieren tiempos considerables. La verdad requiere de tiempo. Tenemos que sobrepasar la excitación y la emocionalidad que dominan la comunicación en nuestros días y buscar el tiempo para estabilizar la vida humana. La confianza, la responsabilidad, la fidelidad, el compromiso y los deberes son prácticas que requieren de mucho tiempo. La contemplación detenida de las cosas, la atención sin intención que genera felicidad se pierde cuando corremos detrás de la información sin alcanzar un saber. Tomamos nota de todo sin obtener un conocimiento. Nos comunicamos con todos, pero no creamos comunidades. Hacemos amigos y seguidores, sin siquiera encontrarnos con ellos.

Un cambio relevante adicional es el que observamos en las nuevas generaciones, la Z y los centenials y que  de manera brillante Juan Carlos Flórez analiza en su ensayo “Los que sobran” y que parte de las protestas sociales como las de los chalecos amarillos en Francia o las recientes sucedidas en Chile y Colombia para analizar por que se sienten sobrantes en la sociedad muchos jóvenes que algunos llaman los ninis, que ni estudian ni trabajan y que hacen parte de la primera generación en la historia reciente de la humanidad en la que con una relativamente alta probabilidad, sus integrantes no superen a sus padres en el avance en la escalera social.

Otro fenómeno de cambio que se nos anticipa es el menos comentado y conocido como la sociedad del cero costo marginal, en el que, debido al aumento de la productividad global por cuenta de la tecnología, en términos agregados producir un nuevo bien o servicio en cualquier categoría costará cero. Entonces en una nueva economía de abundancia podríamos llegar a redistribuir la riqueza del planeta para construir unas sociedades mas justas, prósperas y en paz, a partir de romper la relación trabajo – salario e institucionalizar la polémica renta básica universal, otorgándosela a todos los habitantes del planeta y permitiéndoles una vida digna. Así, la gente no solo trabajaría por un salario, sino que podría dedicarse a actividades como la educación, el cuidado de otros y el auto cuidado. Evidentemente este cambio debe tener un efecto sobre el modelo de educación superior, y sobre el llamado futuro del trabajo, en el que seguramente desaparecerá el contrato de trabajo a término indefinido, y todos pasaremos a ser freelancers que a destajo y proyectizadamente trabajaremos en iniciativas empresariales, emprendimientos propios y voluntariados, de manera que la fidelización será soportada en el compromiso que se logre a partir de la conexión del propósito de la organización con lo que le importa en lo profundo de su ser a cada persona.

En esta nueva economía que irrumpe en nuestros días, que es una economía de abundancia, de la información como factor de producción predominante, de propósitos trascendentes y en la que emergen nuevos tipos de organizaciones como las exponenciales y las organizaciones brillantes de Agustín Jimenez, la Universidad y el modelo de educación superior, evidentemente ameritan también una transformación.

Los retos de la Universidad

La universidad tiene entre sus manos el reto de entender al ser humano del futuro, aquel que está dejando de ser un homo faber como el de la era industrial y está pasando a ser un homo ludens que no quiere poseer nada, sino quiere experimentar y disfrutar. Como no tratará con cosas, ya no desarrolla actividades. Elegirá en lugar de actuar. En los siglos pasados, ser libre significaba no ser un esclavo. En el nuestro ser libre tiene que ver con la autonomía del sujeto y esa libertad de acción hoy es de elección y consumo. La renta básica y los videojuegos pueden ser el pan y circo de Juvenal en nuestra época, si no se humaniza la revolución tecnológica. Nuestro reto es asegurar nuestra libertad. Este ser del futuro es egocéntrico y se apoya en el smartphone, a través del cual el mundo parece estar digitalmente a su entera disposición. El siguiente paso será la conversión del mundo en imágenes que produzcan una realidad hiperreal y esto parece ser lo que ahora llamamos el metaverso. Tengamos cuidado de que el teléfono se nos convierta en aparato de sumisión. La universidad tiene entonces el reto de facilitar que sus integrantes piensen. Según Deleuze la filosofía comienza con hacerse el idiota, despidiéndose de todo lo que ha sido, para saltar a lo no transitado. La universidad tiene el reto de lograr que los jóvenes valoren el hacer silencio, para lograr las experiencias de la presencia. Los jóvenes tienen el reto de escuchar, para prestar atención sin reservas al otro. De de ver con el corazón, pues lo esencial es invisible a los ojos. Lo sagrado está ligado al silencio. El consagrar parte de cerrar ojos y boca, para escuchar, que es la actitud religiosa por excelencia. El silencio es lo que redime. 




La universidad debe facilitar a las nuevas generaciones la oportunidad de utilizar la potencia que tienen, para que esa energía transforme las posibilidades en realidades. La tarea es lograr que su intelecto se realice a partir de un principio de autonomía y de conocimiento útil y no dogmático.  LA universidad tiene el deber de reconectar la producción de conocimiento y tecnología con las necesidades de la sociedad y no solo con la maximización de ganancias de las empresas. Tiene que volver a considerar al humanismo como la afirmación de la libertad y la potencia del hombre. De lo que se trata, es de liberar al conocimiento y la tecnología del afán del capitalismo salvaje y construir una inteligencia colectiva fundada sobre condiciones de solidaridad. Su responsabilidad es inventar otro modelo basado en la utilidad y no en el valor, que la nueva plataforma social y tecnológica busque la autonomía del intelecto general y que despliegue el valor de su uso. La universidad tiene que derrotar la modernización basada en la competencia económica y la agresión militar.  El culto a la competencia debe ser reemplazado por el culto a la solidaridad y la cooperación.

En 2013 la renuncia del Papa Benedicto XVI significó el fracaso del intento de someter los instintos salvajes del capitalismo global, pero esta admisión de su impotencia fue al tiempo la señal más importante de grandeza y fortaleza, dando lugar al Papa Francisco quien abandonó el discurso de la esperanza, pero traduce la desesperanza en términos de misericordia, compasión y amistad.

El reto de las universidades, y nuestra esperanza es la de crear solidaridad entre los trabajadores cognitivos del mundo y construir una plataforma de colaboración que nos permita liberar al conocimiento de dogmas económicos y políticos.

Tenemos una posibilidad de emancipación, enriquecimiento y paz, a partir de la cooperación de los trabajadores del conocimiento, el uso adecuado de la tecnología al servicio de la humanidad, la sustitución de todo el trabajo posible por tecnología, siempre que destinemos las energías sociales de los trabajadores a los ámbitos del cuidado, el autocuidado y la educación.

La redistribución de la riqueza, la igualdad, la sobriedad, la solidaridad y la amistad son clave en una transformación cultural posible y necesaria tal como afirma Franco Berardi, filósofo italiano. A partir de la evolución tecnológica estamos llegando a una posible economía de abundancia con el aumento de la productividad que trae la tecnología. Esa abundancia debería distribuirse de una manera distinta a como está en nuestros días.

El futuro no está prescrito sino inscrito, lo que supone seleccionarlo y extraerlo a través de un proceso de interpretación. La responsabilidad de universidades y de los jóvenes es hoy, tal interpretación.

 Aterrizando la Universidad que nos merecemos

Para aterrizar ahora esta reflexión, es necesario proponer un modelo ecosistémico que cierre la brecha de pertinencia entre el modelo de educación superior y el ámbito empresarial y económico, que parta de transformar la universidad, haciendo uso del concepto alemán de los años cincuenta de la formación dual, en el que la empresa se involucre activamente en la formación de los jóvenes y a través de tecnologías emergentes se logre la democratización del método del caso, tal como lo propone la startup Wethu, y se avance a la formación por retos que vinculen las necesidades de las empresas con la formación en las universidades, en las que el modelo propuesto por Santiago Vélez, fundador de Smart Talent de Medellín luce muy adecuado. La universidad debe abrazar el modelo de life long learning, siendo flexible en la duración de sus programas, desde el micro aprendizaje en cápsulas, hasta programas de mayor duración, pero siempre conectados con el plan de vida diseñado por cada persona en su plan de desarrollo profesional. En esta transformación de la Universidad jugará también un papel importante las llamadas Bigtechs como Apple, Google, Microsoft y Meta, las que en alianza con los claustros universitarios pueden desarrollar comunidades educativas y de trabajo muy potentes. Por el lado del trabajo, las agencias de empleo públicas y privadas se transformarán también en hubs digitales a través de los que se puedan vincular a destajo las personas y así desde el metaverso y en el mundo phygital, se pueda trabajar para iniciativas en cualquier parte del mundo, en una aldea global hiper conectada. El elemento interconectante de la dimensión educativa con la laboral tiene que ser un modelo de gobierno que se convierta en motor de la nueva economía y que usando la inteligencia artificial, logre entender de manera personalizada, masiva y uno a uno, las necesidades de talento de las empresas y las conecte con las habilidades de cada estudiante también de forma personalizada y uno a uno, de manera que una necesidad empresarial se conecte con el estudiante que tenga las capacidades, habilidades y el deseo de satisfacerla y esto implica la llegada de la educación personalizada masiva, en la que dos estudiantes pueden decir que estudian la misma carrera, pero en realidad el pensum que ha seguido cada uno es cien por ciento personalizado a cada caso.

Construyamos entonces la nueva tribu de la educación y asumamos nuestra responsabilidad incondicional de contribuir en su desarrollo.