Desde la iniciativa Transforma Colombia que desarrollo junto con
Eleonora Cuellar, Jorge Philips, Jorge Silva, Luis Javier Parra y Ricardo González,
destacados Ingenieros de Sistemas y Computación, pero más allá colombianos que
vemos la obligación moral de retornarle a la sociedad colombiana de la que nos
hemos nutrido gracias al privilegio de haber gozado de educación de alta
calidad y trabajos en grandes compañías, nos hemos trazado el propósito de capturar
la oportunidad para convertir la coyuntura adversa en la transformación
estructural y sistémica que adapten a Colombia a la nueva economía.
Hemos afirmado que, sin desconocer el avance en el desarrollo del país en los últimos 60 años, estamos viviendo una crisis en Colombia y otra a escala global que tienen connotaciones distintas pero que no explican la necesidad de transformar a Colombia. Pensamos que el deterioro de nuestra sociedad viene de atrás y se explica en la brecha creciente entre nuestro modelo productivo actual y el modelo meta que deberíamos haber adoptado para enfrentar el cambio de la economía industrial a la nueva economía digital.
Sin embargo, y
aclarando que lo que sigue es una postura personal y que no necesariamente
coincide con la de mis colegas de Transforma Colombia, siento la necesidad de analizar
la situación actual y tratar de aportar un grano de arena para salir de la
coyuntura.
Marta Lucía Ramírez,
nuestra exvicepresidenta afirma en una reciente columna en El Tiempo que el
estilo presidencial es la irresponsabilidad y el caos y que descalifica la
institucionalidad y al sector privado. Nos recuerda Ramírez el episodio del
manejo de las relaciones con Estados Unidos en el trino de las 3 AM, el del
consejo de ministros y los que seguirán cada 15 días como parte de su
estrategia y estilo. También revisa la destrucción del sistema de salud, el
inminente riesgo de abastecimiento energético, el desmantelamiento de la fuerza
pública, el crecimiento de los grupos terroristas, de las muertes de los
líderes sociales y de los desplazados. También analiza la cercanía del presidente
con Diosdado Cabello y Maduro, la eliminación del subsidio Mi Casa Ya, el alza
de intereses en el Icetex. Recuerda que el estilo presidencial es el de la
victimización en cualquier otro sin asumir su responsabilidad incondicional
como jefe de estado y dice Marta Lucía que todo está calculado para destruir. Cierra
su artículo con un llamado a la acción para que desde veedurías y otros
escenarios, defendamos nuestra democracia. Acá la columna completa https://www.eltiempo.com/amp/opinion/columnistas/ciudadanos-a-actuar-3425367
Uno de quienes
ha asumido esa responsabilidad de manera cabal, es David Luna quien renunció al
senado y a Cambio Radical, para enfrentar esta situación desde una perspectiva
de debate de cara a los ciudadanos y construyendo un frente ciudadano para
evitar el atentado contra la democracia. Tomé la decisión de apoyar a David y
aun cuando hay otros grandes precandidatos si se trata del tema de aspiraciones,
como Juan Manuel Galán, José Manuel Restrepo, Sergio Fajardo, Juan Carlos
Echeverri y otros, hoy se trata de ejercer las veedurías de las que habla Marta
Lucía y más adelante tendremos que trabajar para la única opción viable para
Colombia, ganar en primera vuelta con un solo candidato de unidad que puede ser
Luna o podría ser otro de los mencionados, lo crucial es que lleguemos unidos.
Los invito a sumarse a las veedurías que estableció David. Todos tenemos que
contribuir. https://bit.ly/LunaPresidente
Un muy buen
amigo con quien trabajé en mis primeros pinos profesionales, Boris Ackerman lidera
un tanque de pensamiento, la Fundación País Posible en el que han
estudiado lo que ellos llaman democracia bajo ataque y el ascenso de la
izquierda en Latinoamérica en plena era del malestar. Hablan de como la
estrategia de la izquierda y que puede echar abajo el progreso se logra ocultar
a simple vista. Inicialmente me resultó difícil entender a Boris. Lo escuché
muchas veces, nos reunimos con Noemi Sanín a quien admiro profundamente, pero
no lograba entenderlo y lo veía como una postura muy radical contra esa
izquierda en la que yo pensaba que no todo podía ser malo. Ahora veo que tenía
razón y celebro que prepare el lanzamiento de una edición express de su
libro, la cual será presentada el 6 de marzo en la Librería Nacional de
Unicentro y a la que desde ahora los invito.
Quien iluminó mi
entendimiento y me hizo entender a Boris, fue Hannah Escobar la activista de
Medellín a quien el presidente Petro llamó “Nazi”.
H. de Hiparquía
(o de Hannah) @Missmelindres como se le conoce en X (antes tweeter) explica fácilmente
la trampa en la que hemos caído y como quienes están en la oposición han sido los
perfectos villanos de caricatura y terminan reforzando la narrativa del “cambio”.
Dice Hannah que Lenin lo tenía claro: el sistema no se tumba solo, se alimenta
del caos y de la torpeza del enemigo y creo que la oposición ha sido torpe.
Tenemos que
recuperar nuestra democracia y desde la sociedad civil asumir nuestra
responsabilidad incondicional de entender que nuestro futuro país depende de lo
que cada uno de nosotros haga y no seguir en el modelo ético representativo en
el que nos victimizamos en quienes nos representan, los políticos.
Llegó la hora de
pasar al activismo.