De la economía industrial del siglo XX a la nueva economía del siglo XXI
Antes de hablar
de la nueva economía y del quehacer empresarial para sobrevivir en la misma,
vale la pena hacer un símil de lo que está pasando en el mundo, con la campaña
en Australia para evitar accidentes por micro sueños en las interminables
carreteras de ese país. La campaña se llama STOP, REVIVE, SURVIVE
y tiene que ver con hacer un alto en el camino pues probablemente nos estemos
quedando dormidos, luego tenemos que revivir, sacudiendo nuestra cabeza,
bajándonos del carro por unos minutos, tomando agua, en fin, despejando nuestra
mente y por último tenemos que sobrevivir siendo conscientes de que tenemos que
cambiar hábitos para evitar los potenciales accidentes. En el mundo pasa hoy
algo similar. Tenemos que hacer el pare, para darnos cuenta de que estamos
viviendo la época de mayores cambios convergentes en simultáneo. Está cambiando
el orden económico mundial pues estamos presenciando el ocaso del capitalismo
salvaje y vendrá un nuevo orden económico global, sobre el que algunos
economistas apuestan será dominado por el neo capitalismo chino, otros piensan
que será un orden multipolar liderado por los mismos Estados Unidos, China,
India, Brasil y otras potencias, y yo pienso que cualquiera de esos dos
escenarios no durará una década y dará paso a un nuevo orden dominado por las
naciones en red o descentralizadas, con ciudadanos de cualquier geografía,
propiedades en cualquier lugar físico o digital, el metaverso, una cripto
moneda no atada a un banco central y una constitución política quemada en un algoritmo
Smart contract y ejecutada autónomamente sobre una red Blockchain
que la hará inalterable y cuyo cumplimiento no dependerá de instituciones
centralizadoras de un estado. Otro cambio relevante tiene que ver con el
aumento de las desigualdades e inequidades en el mundo, en el que, si bien el
avance tecnológico y la globalización han mejorado la calidad de vida de la
gente, no han sido factores para hacer una sociedad más justa. La cuarta
revolución industrial también introdujo un cambio enorme, al introducir un
nuevo factor de producción, la información, que desplazó a los tres clásicos,
la tierra, el capital y el trabajo, y acabó la teoría económica tradicional. Adicionalmente
vivimos guerras que no imaginábamos volver a vivir, una pandemia con todas sus
consecuencias, el cambio climático que puede generar una hambruna global, una
potencial recesión global y para acabar de rematar, los cambios que vienen por
cuenta del metaverso y la inteligencia artificial. Estamos llegando entonces a
dos macro fenómenos en nuestra historia, como son la singularidad,
el momento en que la inteligencia artificial y los robots sean más
inteligentes que los humanos y, de otra parte, la sociedad del costo
marginal cero, que es el momento en el que dada la hiper productividad
alcanzada por la tecnología, producir un producto o servicio en cualquier
categoría o industria, tendrá un costo marginal cero en términos agregados.
Estos cambios
están dando como resultante, la aparición de una nueva economía, la
economía digital que se caracteriza por ser una economía de abundancia, cuando
paradójicamente fuimos educados con un pensamiento restringido y de escasez.
Llegamos a la sociedad de las no cosas, como anticipo Byun Chul Han, el
filósofo sur coreano, tal vez el más relevante en la post modernidad. A los
jóvenes de las nuevas generaciones que son los protagonistas de esta nueva
economía, no les interesa poseer cosas, les interesa más el experimentar y
disfrutar. Estamos pasando de la sociedad del Homo Faber, educado para
trabajar, a la del Homo Ludens, educado para jugar y experimentar. En
esta economía es clave acceder a activos que no son de su propiedad, es clave
compartir y resultan importantes las economías circulares.
De otra aparte y
como ya lo anotábamos, esta es la economía en la que el factor de producción
más relevante es la información. No existe una sola compañía relevante en esta
nueva economía, que no tenga la “explotación” de la información en el core
de su negocio. Finalmente, esta es una economía de pensar en grande, en la que
los propósitos de transformación masiva de las empresas están derrumbando la
teoría de la universidad del siglo XX en la que nos enseñaron que las compañías
tenían por objeto el obtener ganancias para sus accionistas y hoy más bien
pensamos en que en adición a ello, debemos buscar el bien común, incluyendo el
de los colaboradores, y en general el de la sociedad de la que la empresa se ha
nutrido. En esta economía el trabajo se está transformando y seguramente
veremos desaparecer el contrato a término indefinido, y todos pasemos a ser
agentes libres o freelancers que trabajaremos por proyectos para
diferentes empleadores o para nosotros mismos. En etas condiciones de trabajo,
la clave del éxito estará en lograr el compromiso de los colaboradores, a
través de conectarlos con el propósito de la empresa y que a su vez ellos
puedan honrar lo que verdaderamente les importa en lo profundo de sus seres.
Esta nueva
economía ha dado lugar a un nuevo tipo de empresas que están liderando y
disrumpiendo todos los sectores, las organizaciones exponenciales, DAOs,
líquidas y brillantes. Empresas que piensan y crecen exponencialmente en
base 10 (1, 10, 100, 1000, 1000000) y no linealmente como las del siglo XX. Empresas digitales que han desmonetizado,
desmaterializado y democratizado muchos negocios tradicionales. Son empresas
liquidas, gestionadas con tableros de control, que toleran y promueven la
experimentación e invitan a los colaboradores a equivocarse rápida y
controladamente, que facultan a sus empleados de manera radical y logran
personas y equipos autónomos, que le apuestan a lo social, que tienen empleados
por demanda y no a término indefinido, que se mueven generando comunidades de
valor con los mismos usuarios o clientes, que están gobernadas por algoritmos
que aprenden y se ejecutan de manera autónoma e inmutable, Smart contracts,
en los que se codifican las reglas del negocio y de gobierno, eliminando las
burocracias, que se apalancan en activos de terceros y que crean movimientos
tribales a partir del compromiso generado por la conexión de sus empleados con
el propósito organizacional y el personal para cada uno y el colectivo.
Así entonces,
esta nueva economía ha generado un fenómeno de darwinismo digital, que
implica que aquellas empresas que no logren desarrollar una capacidad de
adaptación, cuya velocidad sea mayor a la del cambio tecnológico y a la del
cambio en el comportamiento de los consumidores hiper conectados, la anti fragilidad,
podrá verse desplazada en un fenómeno de selección natural, tal como lo que les
ocurrió a los dinosaurios en la teoría darwinista. La reflexión es si su
empresa está preparada para esta nueva economía y en un siguiente artículo, compartiremos
nuestras perspectivas de cómo desarrollar las capacidades necesarias para
sobrevivir.