sábado, 22 de marzo de 2025

La parábola del viñador

 En el evangelio de ayer Jesús relató a los sumos sacerdotes y los ancianos aquella parábola en la que el propietario de una viña la dejó al cuidado de unos labradores y se fue de viaje. Cuando vino el tiempo de la vendimia envío a sus criados dos veces y  luego a su hijo para reclamar los frutos que le correspondían, pero los labradores los asesinaron. Luego, cuando Jesús pregunta a los sumos sacerdotes que debería entonces hacer el dueño cuando regresase del viaje, estos le contestaron que debería hacer morir de mala muerte a los labradores, sin caer en cuenta que Jesús estaba hablando de ellos mismos. El evangelio sigue cuando Jesús les dice que Dios les quitará su reino y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.

¿No seremos nosotros mismos esos sumos sacerdotes? Tenemos que comprender que todo lo que tenemos en esta tierra no es nuestro, es de Dios, quien nos dejó a cargo todo cuanto nos ha dado y cuando sea el tiempo de la vendimia vendrá a pedirnos los frutos. 

Dios ha plantado en mi vida una viña con todo su amor, y espera que demos frutos buenos. Así, tenemos una enorme responsabilidad frente a los dones y capacidades que Dios nos ha dado. Los criados de la parábola son los profetas, pero también son aquellas personas que me necesitan, mis prójimos, mis hermanos y es a quienes debo amar a través del servicio. 

Hoy pienso también en nuestros gobernantes y les pregunto si están cosechando los frutos en la viña del señor que se llama Colombia y si están trabajando por todos sus hermanos colombianos o están trabajando para sus fines personales. 

Ojalá reciban a todas las personas de nuestro país y les den el fruto que les corresponde con bondad, servicio, paciencia y amabilidad 


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