LA UNIVERSIDAD QUE NOS MERECEMOS
Así como analizamos en la entrada pasada del blog, el tema de la
transformación de la ETB, hoy nos ocuparemos de desarrollar una perspectiva
alrededor de la evidente necesidad de reinventar nuestras universidades y
nuestro modelo de educación superior, el que ha permanecido casi estático en
los últimos doscientos años y que resulta pertinente trabajar cuando el tema
estuvo en primera plana en Colombia tras la salida del Rector de la muy querida
Universidad del Rosario.
Los cambios
Nos ha correspondido vivir la época en la que se presentan de manera
simultánea la mayor cantidad de cambios en la historia de la humanidad
reciente. Estamos viviendo un cambio en el orden económico mundial, en
el que presenciamos el ocaso del sistema capitalista, tras haber visto el
fracaso del comunismo y sin tener claridad de cuál será el nuevo orden
predominante, quizás el de los cripto estados. Estamos viviendo la
paradoja, advertida por Obama en la que, si bien la globalización y el avance
tecnológico han mejorado la calidad de vida promedio en los últimos 70 años, la
brecha de equidad se ha ampliado en el mundo, convirtiéndose en el
principal desafío para la democracia. No nos imaginábamos hace cinco
años el vivir una pandemia como la del covid, que dio lugar además de
innumerables muertes, a problemas enormes de salud mental tras el aislamiento y
creó lo que algunos llaman la economía de bajo contacto. Que decir de vivir en
pleno siglo 21 guerras que nos pueden llevar a la tercera a escala
mundial. El cambio climático que puede devastar nuestro planeta entero y
producir una hambruna sin precedente. Una potencial recesión acompañada
de un fenómeno de inflación global y la cuarta revolución industrial que dejó
atrás los factores clásicos de la teoría económica y dio lugar a que la información
sea hoy el principal factor de producción, dejando relegados a la tierra, el
capital y el trabajo.
Pensábamos que llegaríamos a la singularidad, el momento en que la
inteligencia artificial superara al ser humano en términos de inteligencia en
2035 y este fenómeno se anticipó a 2024. Para no polemizar debemos tener en
cuenta que Inteligencia significa elegir entre (inter-legere) y la
IA solo elige entre opciones dadas de antemano, materia en la que evidentemente
supero al humano. Distinto como dice Byun Chul Han, que la IA no puede pensar
porque no se le pone la piel de gallina. Le falta la dimensión
afectivo-analógica. La IA solo elige entre opciones dadas de antemano.
En un mundo cada vez más controlado por los algoritmos y la IA, el ser
humano va perdiendo su autonomía. ¿NO será este un reto para la nueva
Universidad?
Tal como asegura también Byun, la información por sí sola no ilumina el
mundo, incluso puede oscurecerlo. La información circula ahora sin referencia
alguna a la realidad. La eficacia ha sustituido a la verdad. Las fake news
son informaciones que pueden ser más efectivas que los hechos. La verdad en
cambio es fáctica, durable y constante y es el cimiento de nuestra existencia.
La verdad es aquello que no podemos cambiar en nuestro espacio. Hoy están
desapareciendo las prácticas que requieren tiempos considerables. La verdad
requiere de tiempo. Tenemos que sobrepasar la excitación y la emocionalidad que
dominan la comunicación en nuestros días y buscar el tiempo para estabilizar la
vida humana. La confianza, la responsabilidad, la fidelidad, el compromiso y
los deberes son prácticas que requieren de mucho tiempo. La contemplación
detenida de las cosas, la atención sin intención que genera felicidad se pierde
cuando corremos detrás de la información sin alcanzar un saber. Tomamos nota de
todo sin obtener un conocimiento. Nos comunicamos con todos, pero no creamos
comunidades. Hacemos amigos y seguidores, sin siquiera encontrarnos con ellos.
Un cambio relevante adicional es el que observamos en las nuevas generaciones,
la Z y los centenials y que de
manera brillante Juan Carlos Flórez analiza en su ensayo “Los que sobran” y que
parte de las protestas sociales como las de los chalecos amarillos en Francia o
las recientes sucedidas en Chile y Colombia para analizar por que se sienten
sobrantes en la sociedad muchos jóvenes que algunos llaman los ninis, que ni
estudian ni trabajan y que hacen parte de la primera generación en la historia
reciente de la humanidad en la que con una relativamente alta probabilidad, sus
integrantes no superen a sus padres en el avance en la escalera social.
Otro fenómeno de cambio que se nos anticipa es el menos comentado y
conocido como la sociedad del cero costo marginal, en el que, debido al
aumento de la productividad global por cuenta de la tecnología, en términos agregados
producir un nuevo bien o servicio en cualquier categoría costará cero. Entonces
en una nueva economía de abundancia podríamos llegar a redistribuir la riqueza
del planeta para construir unas sociedades mas justas, prósperas y en paz, a
partir de romper la relación trabajo – salario e institucionalizar la polémica
renta básica universal, otorgándosela a todos los habitantes del planeta y
permitiéndoles una vida digna. Así, la gente no solo trabajaría por un salario,
sino que podría dedicarse a actividades como la educación, el cuidado de otros
y el auto cuidado. Evidentemente este cambio debe tener un efecto sobre el
modelo de educación superior, y sobre el llamado futuro del trabajo, en
el que seguramente desaparecerá el contrato de trabajo a término indefinido, y
todos pasaremos a ser freelancers que a destajo y proyectizadamente
trabajaremos en iniciativas empresariales, emprendimientos propios y voluntariados,
de manera que la fidelización será soportada en el compromiso que se logre a
partir de la conexión del propósito de la organización con lo que le importa en
lo profundo de su ser a cada persona.
En esta nueva economía que irrumpe en nuestros días, que es una economía de
abundancia, de la información como factor de producción predominante, de
propósitos trascendentes y en la que emergen nuevos tipos de organizaciones
como las exponenciales y las organizaciones brillantes de Agustín Jimenez, la
Universidad y el modelo de educación superior, evidentemente ameritan también
una transformación.
Los retos de la Universidad
La universidad tiene entre sus manos el reto de entender al ser humano del futuro, aquel que está dejando de ser un homo faber como el de la era industrial y está pasando a ser un homo ludens que no quiere poseer nada, sino quiere experimentar y disfrutar. Como no tratará con cosas, ya no desarrolla actividades. Elegirá en lugar de actuar. En los siglos pasados, ser libre significaba no ser un esclavo. En el nuestro ser libre tiene que ver con la autonomía del sujeto y esa libertad de acción hoy es de elección y consumo. La renta básica y los videojuegos pueden ser el pan y circo de Juvenal en nuestra época, si no se humaniza la revolución tecnológica. Nuestro reto es asegurar nuestra libertad. Este ser del futuro es egocéntrico y se apoya en el smartphone, a través del cual el mundo parece estar digitalmente a su entera disposición. El siguiente paso será la conversión del mundo en imágenes que produzcan una realidad hiperreal y esto parece ser lo que ahora llamamos el metaverso. Tengamos cuidado de que el teléfono se nos convierta en aparato de sumisión. La universidad tiene entonces el reto de facilitar que sus integrantes piensen. Según Deleuze la filosofía comienza con hacerse el idiota, despidiéndose de todo lo que ha sido, para saltar a lo no transitado. La universidad tiene el reto de lograr que los jóvenes valoren el hacer silencio, para lograr las experiencias de la presencia. Los jóvenes tienen el reto de escuchar, para prestar atención sin reservas al otro. De de ver con el corazón, pues lo esencial es invisible a los ojos. Lo sagrado está ligado al silencio. El consagrar parte de cerrar ojos y boca, para escuchar, que es la actitud religiosa por excelencia. El silencio es lo que redime.
La universidad debe facilitar a las nuevas generaciones la oportunidad de
utilizar la potencia que tienen, para que esa energía transforme las
posibilidades en realidades. La tarea es lograr que su intelecto se realice a
partir de un principio de autonomía y de conocimiento útil y no dogmático. LA universidad tiene el deber de reconectar
la producción de conocimiento y tecnología con las necesidades de la sociedad y
no solo con la maximización de ganancias de las empresas. Tiene que volver a
considerar al humanismo como la afirmación de la libertad y la potencia del
hombre. De lo que se trata, es de liberar al conocimiento y la tecnología del
afán del capitalismo salvaje y construir una inteligencia colectiva fundada
sobre condiciones de solidaridad. Su responsabilidad es inventar otro modelo
basado en la utilidad y no en el valor, que la nueva plataforma social y
tecnológica busque la autonomía del intelecto general y que despliegue el valor
de su uso. La universidad tiene que derrotar la modernización basada en la
competencia económica y la agresión militar. El culto a la competencia debe ser reemplazado
por el culto a la solidaridad y la cooperación.
En 2013 la renuncia del Papa Benedicto XVI significó el fracaso del intento
de someter los instintos salvajes del capitalismo global, pero esta admisión de
su impotencia fue al tiempo la señal más importante de grandeza y fortaleza, dando
lugar al Papa Francisco quien abandonó el discurso de la esperanza, pero
traduce la desesperanza en términos de misericordia, compasión y amistad.
El reto de las universidades, y nuestra esperanza es la de crear
solidaridad entre los trabajadores cognitivos del mundo y construir una
plataforma de colaboración que nos permita liberar al conocimiento de dogmas
económicos y políticos.
Tenemos una posibilidad de emancipación, enriquecimiento y paz, a partir de
la cooperación de los trabajadores del conocimiento, el uso adecuado de la
tecnología al servicio de la humanidad, la sustitución de todo el trabajo
posible por tecnología, siempre que destinemos las energías sociales de los
trabajadores a los ámbitos del cuidado, el autocuidado y la educación.
La redistribución de la riqueza, la igualdad, la sobriedad, la solidaridad
y la amistad son clave en una transformación cultural posible y necesaria tal
como afirma Franco Berardi, filósofo italiano. A partir de la evolución
tecnológica estamos llegando a una posible economía de abundancia con el
aumento de la productividad que trae la tecnología. Esa abundancia debería
distribuirse de una manera distinta a como está en nuestros días.
El futuro no está prescrito sino inscrito, lo que supone seleccionarlo y
extraerlo a través de un proceso de interpretación. La responsabilidad de
universidades y de los jóvenes es hoy, tal interpretación.
Para aterrizar ahora esta reflexión, es necesario proponer un modelo ecosistémico
que cierre la brecha de pertinencia entre el modelo de educación superior y el
ámbito empresarial y económico, que parta de transformar la universidad,
haciendo uso del concepto alemán de los años cincuenta de la formación dual, en
el que la empresa se involucre activamente en la formación de los jóvenes y a
través de tecnologías emergentes se logre la democratización del método del
caso, tal como lo propone la startup Wethu, y se avance a la formación
por retos que vinculen las necesidades de las empresas con la formación en las
universidades, en las que el modelo propuesto por Santiago Vélez, fundador de Smart
Talent de Medellín luce muy adecuado. La universidad debe abrazar el modelo
de life long learning, siendo flexible en la duración de sus programas,
desde el micro aprendizaje en cápsulas, hasta programas de mayor duración, pero
siempre conectados con el plan de vida diseñado por cada persona en su plan de
desarrollo profesional. En esta transformación de la Universidad jugará también
un papel importante las llamadas Bigtechs como Apple, Google, Microsoft
y Meta, las que en alianza con los claustros universitarios pueden desarrollar comunidades
educativas y de trabajo muy potentes. Por el lado del trabajo, las agencias de
empleo públicas y privadas se transformarán también en hubs digitales a
través de los que se puedan vincular a destajo las personas y así desde el
metaverso y en el mundo phygital, se pueda trabajar para iniciativas en
cualquier parte del mundo, en una aldea global hiper conectada. El elemento interconectante
de la dimensión educativa con la laboral tiene que ser un modelo de gobierno
que se convierta en motor de la nueva economía y que usando la inteligencia
artificial, logre entender de manera personalizada, masiva y uno a uno, las
necesidades de talento de las empresas y las conecte con las habilidades de
cada estudiante también de forma personalizada y uno a uno, de manera que una
necesidad empresarial se conecte con el estudiante que tenga las capacidades,
habilidades y el deseo de satisfacerla y esto implica la llegada de la
educación personalizada masiva, en la que dos estudiantes pueden decir que estudian
la misma carrera, pero en realidad el pensum que ha seguido cada uno es cien
por ciento personalizado a cada caso.
Construyamos entonces la nueva tribu de la educación y asumamos nuestra
responsabilidad incondicional de contribuir en su desarrollo.